Eliminar la cobertura de Medi-Cal ahora significa salas de emergencias abarrotadas y atención médica más cara más adelante, costos que recaerán sobre todos nosotros.

Los hospitales rurales y las clínicas comunitarias se verán obligados a reducir sus operaciones o cerrar por completo, especialmente en el Valle Central y el Inland Empire, donde las opciones de atención médica ya son limitadas. Tendremos que conducir más lejos y esperar más tiempo, tanto si necesitamos atención básica como si una crisis de salud urgente amenaza la vida de alguien.

Millones de californianos, incluidos propietarios de pequeñas empresas, veteranos y cuidadores en el hogar, dependen de Medi-Cal para poder pagar sus recetas y revisiones médicas. En un momento en el que muchos de nosotros tenemos que estirar cada dólar para llegar a fin de mes, los recortes obligan a las familias trabajadoras a gastar más para mantenerse sanas.

Cuando las familias pierden el acceso a la atención preventiva, como chequeos rutinarios, pruebas de detección de cáncer, análisis de sangre, tratamiento de adicciones y apoyo para hábitos alimenticios saludables, perdemos nuestra libertad para mantenernos sanos, conservar nuestros trabajos y mantener nuestra independencia económica.